Descripción
En algún lugar entre los fragmentos del deseo y la línea que marca el «demasiado», se abre una nueva perspectiva, desde la altura del contacto ajeno. Allí no hace falta hablar, todo está claro cuando alguien trepa por la columna vertebral como por una escalera hacia un cosmos prohibido. Un corazón frágil, como una taza de porcelana con una grieta, y aun así lo llenan. Los nervios a flor de piel, el control por los suelos. Pero la luz se enciende sin previo aviso y, de repente, se ve todo el mundo. Casi bonito. Casi no da miedo. Y si te vuelves a perder, no es la primera vez. Lo importante es que haya alguien a quien puedas seguir incluso a ciegas. O caer, pero en sincronía.
Letra y traducción
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